Recortar las capacidades productivas implica recalificar y reubicar a la fuerza laboral sobrante. El gobierno chino ha facilitado la capacitación de un gran número de trabajadores. En la foto, Zhang Zhongdi, una antigua obrera fabril presenta su nuevo certificado de trabajadora doméstica en Anhui. (Foto: Wang Daoyu, Pueblo en Línea)

Por Zhang Huizhong, Diario del Pueblo

China necesita seguir profundizando en su reforma estructural de la oferta, subrayó el presidente chino Xi Jinping durante la Conferencia de Líderes de la Finanza Central, celebrada el 28 de febrero del 2017.

Tras 30 años de experimentar un crecimiento económico de alta velocidad, hoy China se enfrenta al cuello de botella de la ralentización y el lógico ajuste estructural dentro del proceso de transición y transformación en esta etapa del desarrollo nacional. En noviembre del 2015, por primera vez el presidente Xi planteó la necesidad de una reforma estructural de la oferta, estableciendo cinco tareas prioritarias: recorte de capacidad productiva, reducción de costos, reducción de inventarios, reducción del apalancamiento financiero y vigorizar los ámbitos económicos más débiles. Desde entonces, la reforma estructural de la oferta se convirtió en un concepto clave, citado con frecuencia dentro de los análisis sobre economía china.

 A diferencia de intentar promover el crecimiento económico mediante la estimulación de la demanda a lo “Troica” (inversión, consumo y exportaciones), la reforma estructural china de la oferta se destaca por enfatizar la función de la oferta, es decir, mejorar la “biosfera” de la oferta, fortalecer sus fuerzas motrices, elevar su eficacia y mejorar su estructura en aras de un crecimiento económico más estable, armonioso y sostenible.

En 2016, Beijing redujo la capacidad de producción de carbón en 1,8 millones de toneladas. En la foto se muestra que un funcionario del Gobierno Municipal de Beijing examinando la solicitud de cierre de una mina de carbón en Chang Gouyu, Fangshan, Beijing. (Foto: He Yong, Diario del Pueblo)

La reforma estructural de la oferta ha logrado elocuentes éxitos. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China anunció que durante el 2016 se cumplió antes de lo previsto la tarea de eliminar el exceso de capacidad productiva pendiente en dos áreas claves: la siderurgia y el carbón. Se recortaron del plan de producción nacional 45 millones de toneladas de acero y 250 millones de toneladas de carbón.

En términos de reducción de inventarios, entre marzo y noviembre del 2016 el inventario de las propiedades inmobiliarias en venta se redujo considerablemente.

En relación con el desapalancamiento financiero (deleveraging, en inglés)  hasta finales de noviembre de 2016, la relación entre activos y pasivos de las empresas industriales fue del 56,1%, cifrando un favorable descenso de 0,6 puntos porcentuales respecto al año pasado.

En los primeros 11 meses del año pasado, la reducción de costos experimentó una notable mejoría. El coste de ingreso por cada cien remimbi de las grandes empresas industriales fue de 85,76 yuanes, lo que evidencia un descenso de un 0,14 remimbi con respecto al 2015.

También se ha vigorizado los ámbitos económicos más débiles como la lucha contra la pobreza en poblaciones rurales.

En 2016 se logró cumplir con la meta de sacar de la pobreza a 10 millones de chinos que viven en el campo.

Este año será el momento para profundizar en la reforma estructural de la oferta. Los analistas consideran que China aún tiene que perfeccionar cuatro aspectos esenciales: la relación entre gobierno y mercado, la reforma a corto y largo plazo, la dinámica de  la capacidad productiva y el equilibrio entre la oferta y la demanda.

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