Dos semanas después de mi primera clase, ya estaba solicitando la beca, así comenzó el viaje. El mes que se tomó el Instituto para avisarme que conseguí la beca se sintió como un tiempo de nunca acabar. Cuando finalmente me dieron la noticia, yo no lo podía creer.
De alguna manera me las “arreglé” para financiar la compra del boleto sola y lo único que quedaba era esperar a que el tiempo pasara para irme, mientras tanto aprovechar para seguir ahorrando dinero y reunir todos los consejos posibles en la preparación para el mejor viaje de mi vida.
Dos meses más tarde llegó el momento. Por primera vez en mi vida me crucé el mundo entero y llegué a China, sola y sin conocer a ninguna persona de las que terminaría pasando las próximas cinco semanas. Llegué tarde a la escuela de verano por mis exámenes en la universidad y por dicha, la otra tica que iba ya había hecho amigos. Afortunadamente ella es una persona maravillosa y en poco tiempo nos convertimos en buenas amigas.
Las clases en China fueron muy bonitas, el método es bueno y lo único malo es que el reloj iba descontando segundos del tiempo que pasaría allá.
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Una vez que se cruza el mundo entero, hay que aprovechar por lo que Nicole y yo, las dos costarricenses, aprovechamos para visitar otras ciudades del país como lo son Guilin, Chengdu, Shanghai y Shijiazhuang, algo de lo que jamás nos arrepentiremos. Por esto y todo lo que he aprendido en Costa Rica, siempre estaré agradecida con el Instituto Confucio.
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Valeria Mena Guevara, Costa Rica.
Becada de la Escuela de Verano de la Universidad de Renmin.
Julio-Agosto 2015